Poesía y amistad
Cuaderno de poemas del Taller de Escritura Creativa, FyL-UBA. Coordinado por Lisandro Gallardón.
La ciudad camina a mi alrededor
Dos poemas
Por Blanca Correa
I
Un grito gris
disonante
envuelve como un manto
la piel seca
del rostro del abismo.
Voy por descoloridos caminos,
mares imprevistos
en este inmediato día sin sol.
Susurra un sonido frágil,
envolvente.
No conozco esa voz
se retuerce en algún silencio impostor.
II
La tela transparente
enmudece la tarde
y escucho
tu voz burlona
humedecer los restos
del último verano.
Como un torbellino de luces y sombras
arrancaste la última gota de sangre
de tu vientre de viernes.
Y ya no estás,
y extraño cualquier gesto,
algún rastro.
Acá están todos los silencios
que lastimaron las palabras.
Mi puño aprisiona
la sílaba del último verso
que escribiste.
Y ahora estoy mirando tu espera dolida
atormentada.
Pasos de algodón
Rumor de horizontes
se pliegan, de bordes nublados
como dientes que roen
senderos del bosque
entre los pasos de silenciosos aromas
se despliega
todo el susurro del crepúsculo
que avanza y perfora
la creciente de cimientos
así tejen, de las primitivas sombras
deseos de inmortalidad
con que abrazan, al heredero del grito
con que el universo, marca el sacrificio
del que nacen
todos los luceros
Gotas espesas
Por Iannu
gotas espesas
y concentradas
la lluvia como lava
te bautiza
no te pierdo de vista
te observo lentamente
recostarte en la piedra
te separa
del agua:
desperdicio
que forma un nuevo canal
agua sucia
residual
verde negra
contrasta con tu cabeza
pulida estrellada
y parece petróleo
te apretás
como en una placenta porosa
en posición fetal
esperando vislumbrar
el mapa
la habitación
llega desde lejos
un perro negro
parece una pantera
corre incansable
como si intentara rescatarte
luego se acurruca
a tu cuerpo molido
soldando un tetris
perfecto
Los ojos, el vano más preciado
El azul mira el rostro perverso
Sensaciones
Miradas desnudas disparan anhelos
Un cielo, un cielo marginado por estrellas
Botes se mecen la melodía impulsada por el viento.
Y el virgen silencio del pescador hace brotar de lo más recóndito de ellos
los secretos presuntuosos de su umbral,
La vida del pescador: el hombre y el mar.
Bajo el vientre del horizonte
Por Leandro Turco
Bajo el vientre del horizonte
se posa el caudal de tu mano
un ramo de suspiros
que se embarcan
de mareas
sin remo que atraviesan
todo reflejo
con que se bordan los cielos
de aquellos pirineos.
Por bajo las faldas, se esconden casas
que en silencio crecen, oscuras.
Vas abrazándote a la luna.
Voy mordiendo los muelles.
El lila pastoril
La lluvia reina aún sobre tus hombros
Una débil hilacha
de luz tardía
gastada raquítica
aún encandila
faltaría una lupa
para agujerear
cada hoja
y ahora
los pétalos a lunares
dejan aún pasar el sol
cada vez más
se arrugan
parecen polillas
hasta quemarse y
¿desaparecer?
siempre me asombró
la manera en que se esfuma
algo que se quema
ya no queda ojo de buey
para ver la estría de luz
letal
el cielo se volvió vacilante
amplio dilatado:
una alcantarilla con goteras
cuna de agua quieta
áurea
Aún el sol
Aún el sol
y sobre ella el tiempo
todo canta en mi mano
en los silencios breves del gesto
el espacio del sueño
el universo entero
incluso el miedo entre los árboles
aún
los restos del verso
¿qué piensan los seres
que nada tienen para perder?
todo canta
y sobre ella el mundo.
Vuelvo sobre el rostro húmedo
Vuelvo sobre el rostro húmedo
de veranos hambrientos
La noche
sin piel en el silencio,
canta.
Y ella
desnuda su última luna azul.
El día envuelve su agonía
Y en mi puño
una palabra,
amenaza.
El sabor de la muerte
Si la esencia estuviera
inscripta en el cielo,
y un ojo infinito en constante vigilia
me enjuiciara a cada paso,
¿qué sería de mí durante el sueño
o en el silencio de nuestros actos?
Soy para vos, por haberme hallado dentro tuyo, amor.
Somos a donde vayamos el elemento que doblega al lema
del colaboracionismo: “La humanidad”.
Pero colaborar es otra cosa:
A fin de cuentas, es saberse mortal,
y solo un paladar exquisito es capaz de crear. Y, si al fin y al cabo,
hemos de morir, que cada muerte sea una invención,
algo tan único como todo lo creado durante la vida.
Seamos justos, si la fatalidad
es amiga y consejera
hagamos de ella un
enigma que cifre todos los ocasos.
El tiempo es mi percepción
el tiempo es mi percepción
no miro tu reloj
cada segundo, simplemente latía
de aquí nace un universo,
la noche otra vez mentía
¡del dicho al hecho!
como dicen las abuelas
detalles que saltan a la vista de lupa
un paraíso inventado de limonadas y fresias
un húmedo sabor
¿ironía?
claro, yo también lo pensaba
verano